lunes, 4 de diciembre de 2023

Desiertos de arena

Estamos aquí donde esa misma casualidad, en la que no creo, nos ha traído. Nos miramos a los ojos y vemos el reflejo de un paisaje árido, desierto, que se refleja en ellos. No encontramos nada por lo que merezca la pena seguir caminando y, sin embargo, agarras mi mano y me convences sin palabras para seguir hacia delante. Continuamos nuestro viaje mirándonos de hito en hito para no perder la orientación, como si yo fuera para ti la señal que indica el lugar que pisas y tú fueras para mí exactamente lo mismo: el apoyo constante, la seguridad frente al abandono.
De este desierto nadie vendrá a salvarnos. Nos tenemos el uno al otro y a nuestras manos y pies para seguir avanzando. Hemos hecho frente a ventiscas de arena, a la sequía; hemos sobrevivido a las bestias que quisieron alimentarse con nuestra carne.

viernes, 31 de mayo de 2013

Nuestros labios

Dicen que la felicidad no crea grandes textos. Dicen que sólo del dolor nace la creatividad. Yo creo que eso no es del todo cierto y que, si lo es, tiene matices. Estoy llorando, sí, pero no es porque me duela, sino porque dejó de doler. Han pasado casi cuatro años desde aquel día en el que nuestro primer beso salió mal, aquel día en el que el segundo intento creó unos segundos mágicos: sus labios y los míos entraban en contacto por primera vez. De esos segundos, entre nuestros labios, surgió una amistad que dura hasta hoy y que ha invadido cada uno de los rincones que caen dentro de sus fronteras físicas. Es una difícil forma de decir que mis labios conocen cada milímetro de su piel, que tienen una estrecha relación de interdependencia, que no hay quizá un solo hueco por explorar y que, aún así, todo él se vuelve diferente para mis intrépidos labios cuando coincidimos de nuevo.
Como decía, escribo porque dejó de doler. Ya no me duele la distancia que nos separó, ahora sólo puedo agradecerle el habernos enseñado a unirnos como la primera vez. Ya no me duele el haberlo visto lejos de mí, quizá con otras mujeres, pues si volvió es porque no pudo borrar su amor con las huellas de otras manos. Ya no me duele el haberme entregado a otros hombres por despecho, soledad o lujuria, porque sé que el ser humano necesita salirse del camino, perderse en la soledad de sí mismo, pisar espinas, sangrar su alma y nadar en mares de agua negra para valorar la sencillez de andar de la mano de alguien el resto del trayecto.

Mi camino es él y voy de su mano. Sé que no será perfecto, pero será verdadero. No he podido sentir algo tan fuerte por nadie más por mucho que me he esforzado y él tampoco. Aún nos quedan muchos encuentros en los que fortalecer la amistad de nuestros labios. Aún me quedan cientos de jornadas de asedio en sus fronteras: las mías se unirán a las suyas y seremos un solo ente. Estaremos haciendo el amor como cada día a cada segundo. 

lunes, 9 de julio de 2012

Mi delicado barco de papel

Es real el amor que sientes por él. También son reales sus faltas hacia ti: te humilla, te da de lado siempre que le sale un plan alternativo o rompe sus promesas sin avisar. Así es él, ese hombre por el que un día lo dejaste todo y que ahora te deja a ti por todo lo demás. Sus palabras y sus actos son completamente contradictorios, te promete su amor eterno, pero cuando gira la esquina eso cambia, cambian todas las cosas que te dijo minutos antes y cambian por terceras personas. Sus amigos. Esos por los que da cosas que no da por ti, ni aunque se las supliques. Esos que hacen que rompa sus promesas aunque sabes que la culpa no es de ellos, sino de él, únicamente de él.
Es irreal ese hilo que os une, pues él cada día, con puntualidad inglesa, pasa entre vosotros la tijera para desunir lo que podría haberse enlazado tras las 24 horas. Él ha conseguido que no confies en él, o eso dices. Siempre has sacado fuerzas de donde has podido para poner en él tu mirada y tu confianza, pero ya sabes cómo te lo ha pagado: faltando a su palabra. Sólo tú dedices cuándo será la última vez. Él tampoco confía en ti, pues sabe que cuando dices que te alejarás, en realidad sólo piensas en estar a su lado. Te volverá a fallar, es cuestión de tiempo. Lo hará y lo sabes. ¿Es el amor capaz de soportar tanto dolor? Él ha hecho naufragar mi delicado barco de papel.

jueves, 3 de mayo de 2012

Inspiración 3.5

Puede sonar vulgar:
Dos personas apostadas en las opuestas esquinas de la misma oscura habitación donde puertas y ventanas no respiran el aire ni la luz. Dueños de las mismas manos y de los mismos ojos que ya no ven ni tocan, dueños de las palabras que un día enamoraron sus oídos y que ya no llenan la oscuridad inmensa que los acoge con su negro singular. Aquel digno pasado dejó de prolongarse en el tiempo, desistió a la tempestad contextual que asolaba sus corazones y murió sin avisar. Pero ahí están, dueños del mismo tiempo y espacio, como antes y hasta ahora; dueños como antes. No saben verse porque no pueden hacerlo, pero huelen recíprocamente las ráfagas diáfanas intermitentes de sus perfumes que los acercan. Carne enquistada en los recuerdos, carne que ya no es carne sino un flujo vectorial que conduce sus cuerpos hacia el inevitable encuentro. Silencio sepulcral. Un silencio que acentúa el contacto de sus manos (rojas y de tonos ocres por el paso de los años) al buscar en el otro rosto una mirada en deuda. Sí, buscando con las manos una mirada porque el tiempo les ha oscurecido a ambos.
Era amor el sentimiendo dormido por la falta de luz, era amor y lo ha seguido siendo aún entre las tinieblas que los acompañaban. Es mágico el misterio que los lleva a fundirse en un mismo cuerpo. Pero lo vuelven a hacer a pesar de los consecuencias infames que les puedan perseguir como sombras furiosas en el resto de sus días, unos días que pasarán en esa misma habitación, con las mismas ventanas y puertas que no respiran el aire ni la luz y siendo dueños de algo que olvidarán. Ahora son uno, aunque por poco tiempo pues amanecerá en el exterior y, aunque su negro será igual de intenso, volverán a sus respectivas posiciones pues la luz que no les llega, así se lo exige, y quizá no vuelvan a tocarse. Quizá no vuelvan a recordar la existencia del otro, ni el gran valor que los une. Es triste ver como la unión más fuerte puede llevarse a cabo en un simple contacto y romperse a las pocas horas con tanta facilidad como si se hubiera estado planeando desde mucho antes de comenzar. El amor.

viernes, 9 de marzo de 2012

Hoy te dedico mi prosa

El verso hoy no sirve. Hoy te dedico mi prosa, que quizá sepa expresar mejor lo que debo decirte:
Son las costuras de tu piel el mapa que me guía sobre el mundo que es tu cama. Hoy he sentido algo que no había sentido antes, una emoción sin nombre, algo desconocido que no sé explicar, una sensación más destacable que las del resto del día, aunque no la única. Pasear contigo por Murcia buscando encontrarnos en cualquier esquina de la ciudad; desapareciendo entre la multitud que se agolpaba en las aceras y que deambulaba como un cadáver entre calles oscuras; y TÚ, la única luz que yo podía ver. Y de repente, entre pasos obligatorios: la casualidad. Allí estaba la Plaza de Santo Domingo abarrotada de gente, y sin pensarlo ver los bronces que en su día Rodin esculpió, ver a ese Pensador, que con la cabeza sobre su mano derecha miraba a nuestros pies, elevándonos así a su altura. La casualidad no existe, pues somos nosotros mismos los que guiamos nuestra dirección, y aún sin proponer lo que queremos hacer, lo conseguimos, sin saber ni cómo. He disfrutado como un bebé con su primer biberón, como ese bebé que reía mientras nosotros nos mirabamos los ojos en el bus de vuelta a casa. Un bus que nos ha costado risas (recuerda cuando la acera de repente ha desaparecido y hemos tenido que cruzar la calle con el riesgo de ser atropellados por no haber un paso de peatones), estres (menos mal que mi reloj iba cinco minutos adelantado) y también nos ha costado unos coloretes en mi cara y unas gotas de sudor en tu frente.
No te imaginas lo que me hace sentir pasear contigo por la que un día sera NUESTRA ciudad. Creo que mi prosa ahora quiere hacerte sentir especial. He sentido que eramos uno, que no dependiamos de horarios, que el tiempo no nos tocaba, que eramos inmunes a las agujas del reloj; he sentido que mis manos entre las tuyas no eran manos independientes, ni siquiera eran manos, eran una idea sobre la fusión de tu yo y mi yo. Me he sentido niña. Me he sentido mujer. Me he sentido amada por tu mirada. Te pido perdón por hacerte correr, por cansarte un poquito más con las prisas y te pido perdón por ser tan dependiente de ti. Siento que si te vas, el oxígeno de mi atmósfera desaparece; que si me faltas, mi mirada ya no ve y sólo mira.
Quiero volver a sentir tus brazos rodeando mi cintura y me gustaría que fuera esta noche cuando tu cama contiene a mi cuerpo. Jamás he amado como contigo y quiero ser SIEMPRE YO, SIEMPRE PARA TI. Ni mi cuerpo, ni mi mente entienden otras caricias que no sean las tuyas. Quiero ser siempre contigo. Quiero que sigas haciendome creer que soy lo más especial del mundo, que te arriesgues a besarme cuando grito y que me abras la boca cuando callo. No dudes ni un momento que sólo una palabra tuya bastará para sanarme.

viernes, 27 de enero de 2012

Con los ojos cerrados

Anoche vi anochecer aún con los ojos cerrados
y bebí de tu piel por las fuentes de tus labios.
Me arropé de tu amor contra ese frío congelado
y sentimos anochecer con nuestros ojos cerrados.

Vimos tantas lunas como estrellas tiene la noche:
entre satélites andamos y conocimos la ternura
que no cura, si no besa; que no quiere, sino ama
que me ata y me apresa entre las mantas de tu cama.

Tu cara se hace luz en la noche de mis ojos...
Mis ojos te buscan y se pierden en tu rostro.
Todo ya no es poco. Los recuerdos me alimentan
desde que con los ojos cerrados vimos las estrellas.

Anoche fue una noche especial, todos nos dimos cuenta. Aunque cansados del cansacio nos amamos como nunca. Quizá una rara pasión invadio nuestras venas, pero disfrutamos del amor como si fuera nuestra condena. ¿Imaginas? Amar eternamente. Condenamos a amarnos durante decadas y decadas, sin darnos cuenta que es un castigo, creyendo que es una bendición. Sólo puedo saber que te amo, y que quiero hacerlo hasta el fin del mundo. Quiero ir contigo a Granada, ir a Murcia a hacer Selectividad, empezar a estudiar Filosofía juntos, viviendo en un piso: haciendo la lista de la compra, haciendo la mudanza, trabajando en cualquier sitio para pagarnos los estudios y el piso, haciendo vida de amantes... Anoche fue una noche especial y ¿sabes lo mejor? Pude verte aún con los ojos cerrados.

martes, 29 de noviembre de 2011

Un día feliz

Puse la eternidad en tu mano aquella cálida mañana de invierno.
Entre besos y abrazos me entregué sin argumentos.
Y ahora persigo tu primavera. Mi olor está en tus venas,
mi sonrisa en tu pecho y mi amor en tu alacena.

Abre este libro y léelo vivaz: ¡tempus fugit! dicen,
el tiempo escapa y se va. En estos días felices
tu sonrisa es mi escondite y tu luz mi intimidad.
Brillas como nadie, querida estrella fugaz.

Si como Ruben Darío yo escribiera, serías mi azul,
el que no mira sino contempla, mi querido principe azul.
Luz que viaja diáfana de tus palabras a mi pupila:
rayos que me queman y encienden la llama de la pasión.

Ahora, yo. Ahora, tú. Responsables del momento.
Escribimos nuestro cuento como Shakespeare a los Montesco.
Te insto a ser feliz como a recibir lo que te ofrezco:
una vida para dos. Este es nuestro comienzo.